¡UNA VIDA!
Recuerdos,
tristeza,
mente que se
cierra a la realidad
para poder evitar
sufrimientos
que no se borran
con la edad.
La vida es como un
árbol
crece sin
descanso, según la tierra
en la que este
plantado,
lo hace con
fragilidad o vigor inusitado.
Los avatares del
tiempo,
igual que a la
vida humana,
hace que se
cimbree,
unas veces
suavemente,
otras como si un
huracán lo golpeara,
y le obliga a
inclinarse hasta romperse.
Pero pasa el
temporal
y con esfuerzo se
yergue de nuevo
a pesar de su
corteza dolorida,
con suerte
subsanará sus heridas,
sobre todo
aquellas que
le dañaron
levemente.
Según pasa el
tiempo se irán curando,
dejaran una
dolorosa huella en los anillos
que conforman los
años transcurridos
en su estructura
en su corta o larga vida.
Las heridas de
esos temporales
hace que los
anillos siguientes
crezcan con
cicatrices que no salen
al exterior, pero
quedan marcados
en su desarrollo
posterior.
Así es la vida del
ser humano,
un árbol joven y
tierno
que va
envejeciendo,
endureciéndose con
el tiempo.
Los años
transcurridos sobre su corteza,
marcan la dureza
de la existencia,
con heridas
cicatrizadas en el alma
pero permanentes
en el tiempo.
María Luisa López Castro
Grupo Poético Brétema
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