QUE LE VAMOS HACER
Queramos o no, los
días pasan,
estos suman
semanas y tras ellas
llegan los meses y
los años,
no se pueden
parar, quisiéramos
poder hacerlo,
pero la rueda
no deja de girar.
Al final de cada
año está el mes de diciembre,
este trae consigo
el final de un ciclo,
dando paso a uno
nuevo,
y así en el
tiempo,
comenzaremos a
rotar.
Pero diciembre
trae consigo
diversas fiestas,
donde el dispendio
es el tirar la
casa por la ventana,
aunque estas sean
pequeñas, estrechas
y permanezcan
cerradas.
Fiesta de Navidad,
fin de año y Reyes,
durante todo el
año, nos quejamos de que no
nos llega el
dinero para llegar a final de mes,
nos cabreamos con
los precios,
el pescadero, el
carnicero y el frutero,
todo está muy
caro, no se puede comer.
Evitamos comprar
cosas necesarias
para alimentarnos,
pero eso sí,
la visita al
estanco, cafetería, pizzería,
y como no, la
salida de fin de semana
que nadie nos la
toque, hay que disfrutar
que son dos días y
no todo es trabajar.
Tras este triste
soliloquio, voy al grano,
para el 24, 25,
30, 31 de diciembre,
año saliente, 5 y
6 de enero del año entrante,
el dinero crece en
el monedero
como los percebes
en un caladero.
Mesas repletas de
mariscos, Carnes,
pescados, turrones
y mazapanes,
un vinito mejor
que el de todos los días,
flores y
guirnaldas, hay que tener todo
bien adornado las
visitas están a llegar
y la mesa bien
puesta tienen que encontrar.
Comemos y bebemos
hasta reventar,
hablamos,
discutimos y nos peleamos,
política, futbol,
religión, no importa, es Navidad,
en estas fechas
hay que decir la verdad.
Yo me pregunto,
¿Alguno de nosotros,
entre tanta
algarabía de viandas y bebidas,
pullas y sonrisas,
se acuerda de las personas
que tan solo les
rodea la barbarie,
el hambre y la
desesperación?
¿Alguien en esas
fechas, piensa
en esos niños sin
padres, sin familia
que les den un
abrazo, les acaricien,
les den un trozo
de pan y calor?
¿Acaso nos paramos
a pensar que
desgraciadamente,
la guerra,
la hambruna, la
falta de medios,
todo ello lo
tenemos cada día
más cerca de
nuestra vida?
Quisiera poder
acoger en mi hogar
a todos esos seres
humanos que
sufren, pasan
hambre y sed,
quisiera ser Dios,
pero no lo soy.
Por eso mi
sufrimiento es todo el año,
va por dentro,
aunque por fuera mi sonrisa
muestre una
alegría que es mentira,
las noticias e
imágenes que vemos
no dan para muchas
alegrías.
Mi dolor y
desesperación
en estas fechas
crece con creces,
tengo mucho más de
lo necesito…
pero ellos, ellos
con esa mirada
de auxilio, dolor
y desesperación
solo esperan un
milagro, una solución.
María Luisa López
Castro
Grupo Poético Brétema


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