LA
ROSA QUE NO AMANECIÓ
Sucedió la historia
de una rosa que no amaneció.
Prisionera de la noche,
en las sombras la envolvió,
prometiéndole las estrellas,
que brillarían para ella.
Puso en sus pétalos de rosa
purísimas perlas de rocío,
susurrándole al oído,
que era la más hermosa.
La flor llorando se fue entregando.
La luna, de celos herida,
envidiaba a la flor,
y con su daga de plata…
degolló a la flor.
Silencio de noches calladas,
y voces ahogadas.
La rosa se murió,
esperando la madrugada.
Gelu
García Susavila
Grupo Poético Brétema
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