AMADA ROSA
Una rosa corté
que en mis manos moría,
así decía
que a mi casa no iba.
Rosa escarlata
de terciopelo vestida,
si en el rosal la dejara,
más larga sería.
Su corta vida
de esta manera
mi egoísmo pagaba
mientras su cuerpo languidecía.
Sin darme cuenta
del daño causado,
como una idiota
sin creérmelo la miraba
y en mi estupidez, pensando
cómo una rosa
mi ilusión truncaba.
Concepción
Díaz Fernández
Grupo
Poético Brétema
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