Romance Arrabalero

Romance Arrabalero

( Este romance está basado en un hecho real)

Tiempos de la isla del tesoro, Habana-Cuba.

Un cubano regresa cargado de dinero y con 45 años,

se casa con una chica de 18, la más hermosa de la villa.

 

Un día me la llevé

a la costa Arrabalera,

los dos nos fuimos en barca

en una barquilla negra.

 

Al llegar a dicha playa

y al saltar en sus arenas,

ya fondeamos la barca

a cinco brazas de tierra.

 

Luego nos fuimos coger

camarones por las piedras,

mejillones y erizos,

y algún percebe de cueva.

 

Volvimos hacia la playa

y vaciamos la "pesca",

en una  bancada limpia

de aquella barquilla negra.

 

Al querer cocer aquello

tuvimos que buscar leña,

y al no haberla en la playa,

subimos por la ribera.

 

Cuatro ramitas de tojo

lanzamos sobre la arena,

y al pedregal unas uces

y muchas hojas de senda.

 

Luego subimos al monte

en busca de leña seca,

pero al ver un escondrijo

que se guardaba la selva,

con una alfombra de hojas,

y otra alfombra de hierbas,

nos dijimos sin palabras…,

ya llevaremos la leña.

 

Aquí se halla el lugar

de nuestro sueño y leyenda,

aquí podemos fundir

la luna y las estrellas

 

Allí ardía la luna,

y los fondos de la hoguera.

Los dos tomamos veneno,

que siempre tiene la selva.

 

De amor quedamos dormidos,

debajo de sombras frescas,

y al despertarnos con prisa

de aquella preciosa cueva.

ya de repente nos fuimos

a cocer aquella "pesca"

al borde del pedregal

y al fresco de la ribera..

 

Y después de haber comido

aquella sabrosa "pesca",

yo no sé cómo me fijo

que en la sedosa muñeca,

de mi querida zagala

le faltaba la pulsera.

 

Subimos por el sendero

hasta llegar a la selva,

y al pasar al escondrijo

cubierto de hojas secas,

hallamos el cadenote

pisoteado en la hierba.

 

Y al besarnos otra vez

otra vez vino la estrella,

para gozar de las glorias,

y fundirnos en la hoguera.

 

En esto llegó el sol

con brasas hechas de tierra,

y se las dio a beber

al mancebo y a la doncella.

Y les dijo que gozaran

de las brevas de la higuera,

y muriesen en las glorias,

que tiene la barca negra.

 

La tarde se hizo noche,

y la noche se hizo bella,

y ya en la barca mía

satisfecho y satisfecha;

despacio vine bogando

faldeando la ribera,´

y al incendiarse la luna

y sus volcanes de cera,

con susurros me llamó:

"átame aquí la melena".

 

Y puestos en la bancada

entre el banco y chumacera

le abrí las puertas del sol

pasando a la barca negra,

para morir en las glorias

que me daba la doncella.

 

Allí se fundía el mundo

y se mecía la tierra,´

mientras la brisa del mar

y el canto de la marea

nos brindaban serenatas

serenatas "dulcineas".

en la noche taciturna,

que todavía recuerda

aquella zagala mía,

aquella hermosa doncella,

que en mis brazos se mecía

al vaivén de la marea

mas cuando nos dimos cuenta,

la barca varaba entierra.

 

Saltamos en nuestra playa

bajo la noche serena,

y al pasar por los arbustos,

y al ver caprichosas cuevas,

de juncos y de  "taráis"

con camas hechas de arena,

nos besamos otra vez,

y otra vez, vino la estrella,

con su fuego abrasador

para morir en la hoguera.

y en el fondo del volcán,

poderosa barca negra.

 

Cuando pasaron dos horas.

después de temblar la tierra…,

nos dimos un tierno baño,

en la flor de la marea.

 

Allí se quedó la noche,

allí se quedó la estrella,

allí se quedó la barca,

allí se quedó la selva,

y los amores más puros,

y las caricias más tiernas,

y aquel dorado escondrijo

donde quemamos quimeras,

haciendo gozar el monte

los arbustos y la arena,

en una tarde de lunas,

en una noche de estrellas,

llegamos pues a escribir…,

nuestra gloriosa  leyenda...

 

Francisco de Sotavento

 

Cedeira

(A Coruña)

 

 

 




5 comentarios:

Anónimo dijo...

Digno de unha milonga gardeliana, Sotavento. Bonitas imaxes: "Flor de la marea", "Fondo del volcán",...Bonito, abofé.
Noraboa

Cedeira
Xosé Antonio Suárez de Aneiros

Anónimo dijo...

Tu largo "romance " de palabras, como los de la Edad Media , describe un minucioso y completo acontecer con bellas imágenes de lugares, que ahí quedan, dices, pero la intensidad de las emociones que despiertan la noche, la estrella ...vibran y viven llegan más allá de las prioridades físicas , a otro nivel y se conservan y llevan consigo ;lo sintetizan los dos versos finales. Bello, tu romance, no anónimo . Mi cariño María

Anónimo dijo...

Amigo Sotavento, después de leer tu poema, compro la barca negra, la compro sin verla, para que me lleve a recorrer la ribera, la verdad que me dio envidia, la historia que cuentas.
Que gran barca es, esa barquita negra.
Un abrazo, manuel carlos

ceneme dijo...

No se la razón por la cual no entró mi comentario anteriror en el que te decía que tu romance, Sotavento me traslada a los cuentos de "las mil y una noches", felicidades, Ceneme

Anónimo dijo...

Amigo Sotavento
¡Qué manera de contar!
Se nota que la naturaleza te ha dotado del don de la palabra.
Y de la poesía. Felicitaciones.
Daniel Uriza.

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