Y te quise
por tu dulzura,
por tu ternura, por esa suavidad que ponías
al pasar las hojas
y abrir la ventana
de nuevo.
Te quise desde antes,
como en la primera vez que amé
cuando era niño.
Desnudaste las hojas
una a una
cuando ya estaban cubiertas de musgo
y azufre.
Abriste la ventana
y otra vez el sol
dibujó una verdad.
José Ángel
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