EL
POETA, EL INFARTO
Y
LA PIERNA ROTA
Que
importante es estar en el momento justo y en el sitio adecuado.
El otro
día me contaron la historia de un poeta que fue al hospital a visitar un amigo,
que se había roto una pierna.
Estando en
la habitación le dio un infarto, el de la pierna rota llamo de inmediato al
interruptor que avisa a las enfermeras.
Rápidamente
entro una, en la habitación cariñosamente al “piernirroto” le dijo: señor ya le
hemos dicho que la merienda no es hasta las cinco.
A lo que
el encamado respondió señalando a su amigo: ¡No, no llamo por mí, es mi amigo
que le está dando algo, el poeta se retorcía en un asiento.
Estar en
el hospital y recibir una atención inmediata… le salvo la vida, a mí me quedo
la curiosidad de saber si el de la pierna rota… era también poeta pero me dio
cosilla preguntarlo.
Tal vez si
lo hubiera sido, habría tenido la oportunidad no avisando a enfermería de
quitarse de en medio a un competidor…, o tal vez era albañil, tornero, tenista
o abogado.
Lo cual
nos enseña lo oportuno que es tener amigos, que lo mismo que tú, también queda
por saber quien estuvo luego más tiempo ingresado.
La
historia que relato, ira ahora a medida de que el infartado y el de la pierna
la van contando a su vez otros la oigan y la cuenten.
Agrandándome
con detalles que la vayan adornando dotándola de más dramatismo y gracia.
Será
historia para centrar en una sobremesa, será una anécdota de la que algunos se
apropiaran y la exageraran.
Otros
pondrán nombre a los protagonistas, o en lugar de contarla diciendo que era un
poeta, dirán que le paso a un primo suyo de Cáceres, que preparo dos años
oposiciones a “Notarias” pero que “finalmente” se hizo “futbolista” y se casó
con una prima del alcalde de su pueblo que tenía una ferretería.
Por fin y
ultimo, contará ser el de la “Pierna rota”
Francisco Otero Crespo
Grupo Poético Brétema
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