UN OCEANO
No es navegable el
océano
que despliegan tus
alas,
son turbios sus
ojos
y no lo apagan las
pestañas.
El maremoto de su
vientre
engulle las venas
de mi frágil velero,
de anclas
sembraron
la arena sus
punzantes álabes.
El blanco encaje espumoso,
es la sierra
dentada de mis pulgares,
las fuerzas
telúricas de rugidos iracundos
rompen mi trémula
superficie.
Tampoco un corcel
emisario,
amaino la
tormenta,
ni las níveas
palomas
que dejaban sus
cascos.
Nuestro hogar
sabía a los márgenes de tu nombre,
el lugar en el que
vivo,
sabe a la acre
hemorragia de cenizas
que serpentea el
viento.
Llevo sal en mis
ojos
y en la curva de
mi pecho,
el flamígero
recuerdo
y de cancerbero
implacable,
la furia de
Poseidón
Cuando intente
surcar las bravas aguas
me encontré las
inexpugnables puertas
que lo cercaban y
luego ensanchaste el océano
y una ninfa de voz
rota, me arrastro a la salida.
Julia Álvarez González
Grupo Poético Brétema
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