UNA AMAPOLA EN EL CAMINO
La mirada puesta
en la distancia,
el largo camino,
se estrecha,
perdido en la
hondonada.
Busco la meta,
donde el alma su morada
y cuanto más
avanzo, más distante se halla.
¡Como podré… como
podré alcanzarla!
Ardiente sol, que
mi carne abrasa,
¿Dónde estás
sosiego de mi esperanza?
¡Largo camino…
donde la vista alcanza…!
Sobre la hierba
fresca, reposa mi morada.
¡Qué largo es el
tiempo
y que corta la
jornada!
Del polvoriento
destino, mi vista escapa;
olvido el camino y
su distancia.
Una amapola, que
la brisa acaricia,
Dulcemente me
llama…
¡Qué hermosa es,
qué purpura fragancia!
Suavemente se
inclina, al viento besarla.
Envidia siento del
viento,
envidia al ver que
la abraza.
¡Largo es el
camino… donde la vista alcanza!
De mi temblorosa
mano, una caricia se escapa,
acortando el
camino y la sed de mi alma.
Mas… ¡Ay!, ¿Seré
yo la causa?
Bruscamente se
agita; el viento la aplasta.
¡Su tallo se
quiebra! ¡Un pétalo se desangra!
¡Luego otro y
otro…
por el camino se
arrastran!
¡Largo el camino,
donde la vista alcanza…!
En el polvoriento
camino,
un pétalo y mi
alma…, lloraban.
Alonso Rodríguez Galego
Grupo Poético Brétema
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