SEÑOR
Señor, se
ha comprobado bajo el sol
que,
siendo tú la misma vida,
el hombre
la rehúsa a ultranza,
y pasa los
años de la suya sin bonanza
soportándola,
aunque mísera y mezquina.
Y al fin,
como fracaso o ironía,
implanta
en la cloaca de sus restos,
como
recurso o invocación tardía,
la cruz de
tu pasión por ornamento.
Aún
aquellos que en el último respiro,
rendidos a
la suprema instancia,
llamándote
su corazón te abren,
como
último desecho de su vida
te
entregan solamente su cadáver.
José Crespo Abalde
Grupo Poético Brétema
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