QUE NUNCA SE PONGA EL SOL
¡Un latido más allá de
la mirada,
un suspiro en las puertas del amor,
un quejido en los ojos de mi amada,
un camino que se abre para los dos!
En los ojos se mece la sonrisa
arrullada con estrofas de
la voz
entre nanas de amor y las
caricias,
las que manan en un pecho
la ilusión.
Con ternura se abrazan
los silencios
besándose en la huella de
la sombra
con el fuego que
desprenden los cuerpos
sumergidos en el paso de
las horas.
Entre luces se desnuda la
mañana,
prisionera del letargo
del amor,
con arrullos de dulzura
en la ventana
acunada por la brisa y la
emoción.
Se escucha un latido en
el presente,
en los anillos que
adornan el tiempo,
la voz de un quejido que
se siente
en el alma de los que
siguen queriéndose.
Los instantes se llenan
de intimidad,
los garrotes vuelan a lo lejos,
sobre las llanuras de la
mar
que se erizan en alas del
viento.
¡Queda tan poco para el
último abrazo!
el que siempre
compartimos los dos,
el que nos hace sentir
esclavos
sin nunca decirnos adiós.
Ya se siente la hermosura
del eco,
la vibración que deja a
su paso,
el suspiro entre beso y
beso,
el roce de la brisa en
los labios.
¡Cuánto camino andado en
poco tiempo!
aún los tallos no
germinaron las flores,
en el jardín aún sigue el invierno
y la primavera no
despierta sus colores.
El cielo ha vuelto a
manar estrellas,
a sembrar de rocío los
cristales,
a humedecer la tierna
hierba
en esta noche
interminable.
La noche se siente
perpetuada,
ya el sol ondea muy alto.
Que no se rompa la magia,
que amar no es pecado.
¡Queda tan lejos el ayer!
que ya se observa el
ocaso,
que ya vuelve a
anochecer,
el día se va mermando…
Y dos almas en el edén,
en este paraíso terrenal
se juran eterno querer
y que nunca se van a olvidar.
Ya que entre la vida y la muerte
es el cuerpo el que
fallece
y lo que solía quererse
es algo que nunca se
pierde.
Amante Romero Álvarez
Grupo Poético Brétema
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