SONRISAS PARA UNA MADRE
Me enseñaron tus ojos a sentir amor,
a observar tu tacto en mi piel,
mientras el suspiro de tu voz
acunaba mi sollozo de niñez.
Tu luz cual arco iris de color,
tu sonrisa cascada de ternura,
y en tus brazos de algodón
descubrí tus suspiros de dulzura.
Me dormí en el calor de tu pecho
con la melodía de una nana,
te encontrabas en mi sueño
mientras tus manos me arropaban.
Me has dado tanto cariño
enseñándome a quererte,
a descubrir el camino
cuando una madre te quiere.
…Y me diste la luz de la vida,
un edén lleno de primaveras,
mil besos en mi mejilla,
el calor de una madre buena.
…Y te llevo en el hermoso altar,
en el refugio de mi corazón
donde tu perla de humildad
despierta en mí tu dolor.
La fuente de mis lágrimas
sólo mana cuando te sufro
y la alegría en mi alma
sonríe por ver tu mundo.
Amante Romero Álvarez
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