EL SUEÑO DE LA PESETA ( 1868-2002)

EL SUEÑO DE LA PESETA ( 1868-2002)

Hace mucho tiempo,
que en aquella casa,
una casa regia,
atípica madre,
de singular alma,
gestaba una niña
multideseada,
para hacerla reina
de amplios territorios
donde, en igualdad,
la niña reinara.

Y..Nació la niña
tan " rica " de plata:
pequeña, brillante,
redonda, acabada,
singular y noble,
como diseñada.

La llaman peseta
y, como hija de Jano,
tenía dos caras,
doble faz que impide
abarcarla entera
en una mirada.

En el territorio
quedó entronizada
y, como hija de un dios,
sería invocada.
Almas codiciosas
se hicieron contentas
de tal reina esclavas
y todas las manos
se abren para hacerle
cálida morada
a esa diosa niña
que en hombres y niños
deseos exalta.

La ven misteriosa,
cercana y lejana
huidiza siempre
aún de mano cerrada.

Esta diosa niña
alma de mujer,
vestida de plata,
tomada en las manos
y luego entregada,
al paso del tiempo
se sintió ultrajada.
despectivamente
" la rubia " le llaman
porque en su ropaje
ya no luce plata.

Fue disminuyendo
y, como unidad,
se veía ya
minusvalorada.
Se sentía débil,
su fuerza menguada,
y tuvo conciencia
de que había sido,
y era en el momento,
muy manipulada .

Se creyó culpable
de la destrucción
que generan armas
con ella pagadas,
y, hasta  fue acusada,
de generar miedos
y robos y estafas
en todos los tiempos
y sintió vergüenza
de haber sido precio
de cosas sin él:
de amores, silencios,
la paz y los sueños.

Después el país,
donde la peseta
fuera entronizada,
la bajó del trono,
para hacer un sitio,
a todas sus formas,
en digna vitrina
de su real casa.

Cambió de moneda
y la buscó fuerte,
recia, masculina,
poderosa, hercúlea,
admitida ya
en casas vecinas.

Así nació el euro,
en un Año Nuevo
más nuevo por él,
por  su nacimiento
en múltiple parto
cuidado, expectante,
entre parabienes,
felicitaciones,
un himno y aplausos.,
manos que se estrechan,
cálidos abrazos...
Y se hizo ubicuo
en muchos lugares
cual si fuera un dios
o un nuevo aire...

Ya nació maduro y,
como caballero,
atento a la dama
que su  casa deja,
miró a la peseta,
quiso acompañarla
e hicieron, al par,
bastantes jornadas.

La peseta hablaba
y la escuchaba quedo,
mientras le decía:
Me voy apenada,
si, muy apenada
porque tuve un sueño...
Tuve un bello sueño
en mi juventud.
No recuerdo el día
pero lo viví
intenso y muy claro:
Soñé que era hada
y que, igual que a los hombres,
el aire les llega,
les llena, les basta
y nunca les falta
y todos reciben
el calor del sol,
en igual medida
en todo bolsillo,
me encontraba yo
y todos tenían:
una casa digna,
ropa renovada,
zapato, a medida,
el justo salario,
escuela, alimento
centros de salud,
sano esparcimiento
y la luz de cara.
Ése fue mi sueño
no realizado y,
mientras suspiraba,
afligida lloró.

El euro, sensible
a la confesión,
la tomó en sus brazos,
la acercó a su pecho
de amor inflamado
y allí se durmió
mientras le decía :

Ese sueño tuyo,
tu bello ideal,
lo hago mío ahora,
singular peseta,
servicial peseta,
sencilla peseta,
y, para que se cumpla,
estoy aquí yo

María Palacios

(Residencia 3ª edad Vilagarcía)


 

 

 

 

 

 

 

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