Me siento aturdido
y el nácar de la lluvia golpea
los cristales de mi cara
con inclemencia. Me enfurece. Seguramente hoy
lo viviría todo más de cerca,
lo sentiría todo,
pero cruzaré el gran disco que supone
la mañana
para mí.
Temía que su fuerza
me arrastrara, pero no me arrastró,
temía que su voz se hiciese ronca
como el abismo,
pero no se hizo.
Ahora entiendo que la lluvia no es la escarcha
en el suelo, ni es el frío,
sino el poder.
José Ángel
1 comentario:
La lluvia, la mañana, el temor...
pero sólo el poder a pesar de la exaltación que genera, trasmite un tremendo frío que perdura.
Teresa
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" Piensa si lo que vas a decir es más hermoso que el silencio"