Sus
pies se movían como si volaran
sobre
el suave tapiz, pintado en el suelo,
doblaba
y estiraba las piernas
como
un blanco cisne sobre el agua.
La
escultural y hermosa bailarina
hacia
mover su cuerpo con pasmosa
agilidad,
con sus pies enfundados
en
unas suaves bailarías rosadas.
La
música sonaba suavemente
en
la estancia de ensayos,
la
figura de la bailarina volaba en el aire
ejecutando
piruetas cada vez a mayor
velocidad.
Su
mente estaba totalmente dominada
por
la música de una composición
de
Tchaikovski, en el Cascanueces,
giraba
y giraba sobre la punta de sus pies.
Abrió
los ojos, de ellos salían dos lágrimas
que
corrían por sus suaves y rosadas mejillas,
apago
el aparato de donde salía la música,
y
observo sus piernas inmóviles.
Sentada
lánguidamente en una silla
de
ruedas, la cual eran sus actuales piernas,
aquella
que la trasladaría de por vida
de
un lugar a otro si deseaba moverse.
Una
mala caída al ejecutar un paso de ballet,
donde
dependía de la agilidad de su compañero
de
baile, un segundo de retraso al recogerla
en
el acto final, hizo que se quedará
sin
poder bailar el resto de su vida.
Una
vida, una ilusión, un destino,
un
fallo y el ocaso final.
María Luisa López Castro
Grupo Poético Brétema