MADRE
Eres
la llama que calienta la vida,
el
ángel que cuidas el corazón,
tu
voz la llevo en mi alma,
eres
la herida que nunca se curó.
La
luz que guardo en mi sonrisa,
el
amor puro junto al dolor,
recuerdo
la fecha de tu ida
tu
imagen nunca se borró.
Madre:
que pura tú nobleza,
nunca
calmaré mi dolor,
fuiste
la imagen de mi vida,
eres
la flor de mi amor.
Fuiste
esa flor especial
que
derretía mis caricias,
brillabas
en mi interior,
reía
cuando me decías poesías.
Con
el frescor de tus ojos,
acariciabas
mi mente,
endulzabas
mi ternura,
me
abrazabas lentamente.
Madre:
estarás en mi sonrisa
y
te entrego mis caricias,
recuerdo
tus miradas
mi
corazón se desliza.
Francisco J. Martínez Matamoros
Grupo Poético Brétema
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