Por desgracia,
sabía lo que era llorar,
sabía lo que era
penar y sufrir…,
conocía el trato
de la maldad
y la impotencia
del mal vivir.
Sabía lo que era la esclavitud
y el cruel azote
del injusto poder,
el símbolo de la
triste cruz,
el látigo
fustigando la piel.
Sabía la maldad
que deja el desprecio,
hasta donde llega
la huella de la humillación,
el odio al
maltrato del frágil cuerpo
en la esclavitud del miedo y el terror.
Era consciente de
su trágico deterioro,
solo buscaba el
momento de ser libre,
borrar de su vida
ese tiempo roto
donde sus derechos por norma no existen.
A veces le daba
igual vivir o morir,
su trágica vida ya
no tenía sentido,
por un momento
quería dejar de sufrir
para olvidar por siempre tanto castigo.
Ya no le quedaba
más dolor en su llanto,
sus plegarias
nadie las escuchaba,
¿Preguntándose
cada día hasta cuándo
tendré que seguir
la vida de esclava?
Amante Romero Álvarez
Grupo Poético Brétema
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