La vid
Retorcidos, rugosos, como ancianos:
muleta y pie, colegas del guijarro;
sus brazos mutilados con desgarro,
suplican por los codos con mil manos,
Y el milagro de todos los veranos,
con los dulces racimos de la parra
un néctar fermentado harta la jarra,
exquisito licor de soberanos.
Nada concierne el cuerpo que se habite,
ni las amputaciones que en él hallan,
en tanto la moral no debilite;
esos, la providencia, avituallan
e incluso los surte de confite,
si con su parte en plétora batallan.
Enrique Fernández Castro
(Redondela)
6 comentarios:
Preciosa composición en metáfora y un soneto bien trabajado. Felicidades. Ceneme
Hermoso soneto y preciosa melodía. Un muy buen trabajo. Saludos. T.M.Jurado
Estimado Enrique: Un soneto realista diría yo, completamente acuerdo con el maestro Ceneme, que siempre es certero en
su calificación,
Cordial y atentamente tu amigo, Félix Loira.
Gracias, maestro Ceneme, por el positivo comentario y por enterder tan bien el sentido del soneto.
Un cordial saludo.
Castro.
Gracias, Tomás, por leerme y el comentario.
Un saludo.
Castro.
Muy cierto, amigo Félix. He tenido el placer de conocer al maestro Ceneme en el Museo de las Palabra de Vigo, y realmente es un verdadero maestro, no solo en los temas de sus composiciones que son buenísimos, y más en su forma de interpretarlos que supera en mucho a los rapsodas que he conocido.
Un fraternal arazo.
Castro.
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