Edificio
terrible, edificio hermoso,
¿cómo es que has
conseguido, sin evitar al tiempo tramposo,
resistir el
ataque de Olvido?
Tú, viejo, gris,
roto y carcomido
eres más bello
que en tus tiempos de gloria,
derruido fuiste
como escoria
pero más fuerte
y eterno
volviste a
ascender tras cada invierno
junto al augusto
bosque que te puebla.
Madre te habla,
te abraza, te
embriaga con cientos de voces armoniosas,
mira dentro y
fuera de ti con sus ojos rosas,
sabe que le
perteneces, sabe que eres bello, lozano,
como todo
aquello humano
destruido,
carbonizado, envejecido, finado.
Madre te aplica
sus afeites y mantiene decorado
tu rostro
resquebrajado con la verde hiedra,
con los capullos
de crisálidas venideras alrededor de la curva de tu gris exedra,
con las flores
que danzan al son del viento
abrazadas a tus
despedazadas cristaleras con el suave movimiento
de quien se
siente en la más absoluta paz.
Y es que Madre
consiguió librarte del mal
que, a base de
ladrillo y metal, te engendró,
de ese demonio
de podrido corazón;
te dio toda su
belleza,
te sentó en su
regazo, y te dijo que no hay nada que a Naturaleza
escape, ella
toma, adopta, salva y ennoblece
todo lo que en
la podrida artificialidad crece.
Tomás Muñoz
(Vigo)
2 comentarios:
Tomás, bonito poema a la ruina del edificio viejo, restaurado con materiales nuevos, para resistir el paso de los tiempos. Un placer leerlo. Ceneme
Precioso poema, lleno de imágenes y de muy buena sonoridad. Me parece que por un lado tiene la fuerza de un manifiesto y por el otro lado, capta la belleza de lo que degrada el tiempo y que sin embargo, permanece como una bandera de dignidad. Felicitaciones Daniel.
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