Locura en la noche


Locura en la noche

Dime dónde te encuentras rostro pálido.
Te observo aquí en tu horrorosa quietud
acompañado de un ambiente gélido,
de un frío que atrapó tu juventud

una cruel y mortífera mañana.
Tan quieto en la claridad de esta sala
pero caminando en una inhumana
nada a causa de aquella fatal bala

que drenó toda la sangrante vida
por el agujero de tu cabeza.
Sangre oscura, seca, profunda herida
coagulada, muerte, de belleza

repleto tu rostro de porcelana.
Carne en descomposición, maloliente
aliento de la muerte. La campana
de las doce resuena en el yaciente

Campo Santo y en la puerta de tu cripta
nupcial, túnel directo hacia el final
de los destinos, lejos de esta cripta,
lejos de lo carnal, de lo banal.

Pero, cuéntame, ánima libre y hermosa,
¿hacia dónde te lleva tu camino?
¿Camino a aquella bella y noble rosa
de fiel aspecto pero que en espino

ruin se convierte cuando a ella te acercas?
¿O camino a aquél Tártaro infernal,
donde es indiferente si tú pecas,
tan alejado de su celestial

hermano Olimpo? Donde ves sufrir
a Sísifo empujando su gran roca
y a otros miles de infelices cumplir
su condena sangrando por su boca

sus pecados entre fuego y furor,
pieles arrancadas de sus espaldas
por látigos llameantes, sudor,
azufre, pena y gloria entremezcladas.

¿O quizás te diriges a aquel verde
bosque donde las almas van perdidas
como sus miradas, donde no es verde
el verde y esperan a sus nuevas vidas?

Quizá lo que te espere sea el blanco
paraje, la nada, la perdición,
los gusanos, la ceniza. Me arranco
los pelos en mi desesperación.

Cabellos malditos de una cabeza
loca con ansias de sabiduría,
sin prever su caída en tal bajeza,
sin saber que un día le vencería

esta locura que te manifiesto,
como cada noche, entre rotos huesos,
ropas vacías, ratas, y un infesto
pensamiento. Se acercan ya los pasos

del alba. Un día más que huyo y una noche
más que volveré a verte y a retomar
mi loco monólogo hasta que Noche
me derrote y Ella me venga a abrazar.

Tomas Muñoz

(Córdoba)

Nota: Aunque de Córdoba, Tomas Muñoz reside actualmente en Vigo







3 comentarios:

Anónimo dijo...

Hacia donde nos llevan los caminos, no lo sabemos, lo que sabemos es que tenemos un tiempo para andar por los caminos y una vez consumido ese tiempo, no importa en que parte del camino nos encontremos, simplemente desaparecemos. Saludos, Ceneme

Anónimo dijo...

Somos polvo en el camino de la eternidad. Nuestra consciencia mental no nos permite ir más allá de una vida, mas nuestro sendero no se termina con la disolución del cuerpo, con el que nos identificamos. Volvemos en otro cuerpo y otra experiencia anímica despues de nadar en el mar del olvido.
En cuanto al poema tiene una singular belleza y el tema está muy logrado.
Un placer leerte.
E, Fdez, Castro,

Anónimo dijo...

Tomás : Tu poema amplio , manifiesta las inquietantes preguntas que surgen cuando nuestro tiempo caduca . Triste que se " sea causa "para poner fin al misterio de toda vida y tu poema " expresa ampliamente que no se pone fin a ese misterio y que lo ha sido siempre .
Con mi afecto María Palacios

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