Los perros ladran de madrugada,
aúllan tanto, que aterra el alma,
la descarnada llega a la aldea,
y bien armada con su guadaña.
¿A quién le toca esta madrugada?,
que frio se siente sin saber nada.
¿Será mi madre que está muy mala?,
Oh, No!, Dios mío, déjala en casa,
lleva a una vieja de la cañada,
ya anduvo mundo y está cansada.
Mi madre es joven, si ella nos falta,
nos sentiremos muy asustadas.
Sentí sus pasos y su guadaña,
pasó de largo por nuestra casa.
Al alba tocan unas campanas,
murió la vieja de la cañada.
Sobrecogida digo entre lágrimas:
gracias señora de la guadaña.
Gloria Teiga Freijomil
(Grupo Poético Brétema)
4 comentarios:
Ojalá la Dama de Negro nunca toque los seres que amas. Ceneme
Muy buena poesía y buena plegaria a esa señora de la guadaña.
Un placer leer tu poema.
Castro.
Gloria : Refleja tu poema esa "resistencia " al momento del final de nuestro viaje terreno : Jorge Manrique en sus coplas a la muerte de su padre expresa " Partimos, cuando nacemos/andamos mientras vivimos /así que, cuando morimos/descansamos " ...
Vive. Vibra, poema a las situaciones de la vida . Gracias . Un beso María Palacios
Hola Gloria: Un día todos tenemos que morir, desde
que nacemos es lo único que tenemos seguro, pero
solo Dios lo sabe.
Gloria se feliz y vive con la mejor alegría, ya
que esta vida no es más que un valle lágrimas.
Recibe un afectuoso y cordial saludo, tu siempre
amigo, Félix Loira
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