Vacío.

Vacío.

Solo sé que estoy vacío.

Los recuerdos se enredan

dentro de mí,

se aferran a mi alma

igual que hacía yo

cuando me dabas tu mano.

Miedo, tenía miedo.

Y veo que no era en vano.

Aún oigo el eco de mi nombre

resbalando por tus labios.

A veces la noche y el viento

dibujan con los árboles

en el espejo tu pelo largo,

pero son solo sombras.

Sombras, son solo sombras.

Y sin embargo no hay nada

que me recuerde a tu tacto,

a tus labios, tu sonrisa,

ni a tu olor, ni tus ojos anchos.

Nada se compara a ti en verdad.

Por eso,

porque te fuiste,

solo se que estoy vacío.

Vacío.

 

Ángel Sande Caamaño

Muros (A Coruña)

 

 

5 comentarios:

Anónimo dijo...

Amigo Ángel, cuando un amor tierno se va, deja una puerta abierta a otro amor que vendrá. Ceneme

Elisa Rodríguez dijo...

Es una sensación que conozco. Un sentimiento gris y frío pero que se torna esperanza con el paso del tiempo y cálido y rebosante.
Un beso Ángel.

Alberto Sousa dijo...

As vezes é boa a nostalgia para chegar a compreender-nos e as vezes a solidão resulta um fato demasiado pesado de levar.

Manoel Xosé dijo...

Uno se encuentra vacío cuando ya no tiene nada, ni sueños ni esperanza.
Mientras exista algo que nos invite a soñar, a pensar y a sentir el murmullo de la soledad, existirá en cada uno de nosotros una leve sensación... un atisbo de esperanza.
Un saludo,

Pilar García Piñeiro dijo...

Un poema nostálgico Ángel, triste pero no dramático. La tragedia del vacio se suple con un pequeño espacio donde se pueda establecer la esperanza.
Un beso, Pilar.

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