A JERUSALÉN
Llegas a Jerusalén
y visitas la ciudad.
¿Cuántas veces? Una, dos,
otra, otra...Y una más
y, veleidosa, te aclama
y te rechaza esta ciudad.
Igual te acercas a mí.
Quieres honrar mi ciudad
pero está fortificada,
cerrada, sin luz y, ciega,
rechaza y no reconoce
al REY que llegando está.
Hoy también soy caminante
y mi meta igual lugar:
la ciudad santa que tiene
el templo más singular
recamado de oro puro
y guardado por querubines
que han desplegado sus alas
y se les oye cantar:
" Santo, santo, santo " es Dios
que llena todo lugar.
Yo espero otro amanecer,
nueva luz y ¡a caminar!
pero... ¿La cabalgadura?
¿En quién me voy a apoyar?
TÚ, caminas. Yo camino
y nos venimos a encontrar.
TÚ, luminoso templo vivo.
¿Dónde el mío? Mi ciudad
tiene tan fuertes murallas
que me resisto a avanzar
y, confidente, me dices:
Eres rey de tu ciudad
y templo de piedra viva
y sacerdote que sabe
que el PADRE le espera allá.
María Palacios
A JERUSALÉN
Etiquetas:
María Palacios (BRÉTEMA)
No hay comentarios:
Publicar un comentario
" Piensa si lo que vas a decir es más hermoso que el silencio"