A un petirrojo
Acampas con tu pecho almidonado,
que por prieto y garboso pareciera
una roja chaquetilla muy torera,
sobre mi plinto verde ajardinado.
Pareces un maestro apresurado
que en su salida al ruedo dirigiera,
su paseíllo corto hasta la vera
de las migas de pan que he derramado.
El agua de la lluvia es ambrosía
que empapará la voz de mi poesía
para darte a beber en el estiaje
y te veré de nuevo en primavera
luciendo con orgullo en la pechera,
colorín, colorado, tu plumaje.
Fernando Jiménez-Ontiveros Solís
Torrelodones, Madrid
2 comentarios:
Hermoso soneto Fernando, precioso y tierno. Un beso.
Fernando, las cosas pequeñas vistas desde tu balcón parecen enormes, por lo bellas. Felicidades. Ceneme
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" Piensa si lo que vas a decir es más hermoso que el silencio"