Jugando
a las caracolas
Mientras
viva en este planeta,
donde
las estrellas tienen cola,
nunca
olvidaré el juego de las caracolas
al que
tú y yo jugamos sobre la arena.
El
tiempo no importaba,
ni
la noche, ni la tarde ,ni el mediodía,
lo
que sí interesaba
era
su sonido y armonía
que
entre risas y miradas
iba
tejiendo
la
ceremonia,
de ese
enlace
para
toda la vida.
Hoy
recuerdo las caracolas,
aquellas
que nos juntaron un día,
con
el brillo de su conchas
y la
candidez de su sinfonía.
Si
desaparezco antes que tú
de
este punto del cosmos,
quiero
que tengas presente
que
el juego de las caracolas
estuvo
en mí
hasta
el último respiro
y definitivo
segundo,
donde
mi pensamiento
transformado
en alegoría
fue
un canto
a
esa playa
donde
la mar
al
besar la tierra
no
tiene equipaje,
pero
sí unos besos
llenos
de ternura,
lucidez
y
fantasía.
Chicha
Cerecedo Rego
Puebla
do Caramiñal
(A
Coruña)
4 comentarios:
Oh, Chicha, si la playa hablara, si la arena contara y si el mar relatara todo lo que saben, lo que tienen almacenado en la memoria del tiempo.
MEJOR QUE NO CUENTEN NADA Y TE DEJEN SEGUIR JUGANDO CON CARACOLAS AL VIENTO. Mi afecto, Ceneme
Hermosísimo juego de caracolas.
Chicha, soy la prima de Mercedes Barazal Nieves, ella fué la que me hablo de tí y el Grupo. Me arme de valor y mandé un sencillo y humilde verso, que habéis publicado. MUCHAS GRACIAS
Hola Chicha: Un bonito relato poético de gran profundidad, el argumento de base me parece toda
una bemblanza magistral.
Sin duda alguna tiene calidad.
Cordial y atentamente tu leal y sincero amigo.
Félix Loira
Cuando escuchamos el sonido que viene desde lo más profundo de las caracolas, que parece el mar, nos retrotraemos al sonido amniótico del vientre de nuestra madre y nos quedaríamos ahí, extasiados, añorando el primer calor humano...
Un poema precioso, Chicha, en el que nos reconocemos tod@s.
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