Los fulgores del amor
Estrellita de mis cielos cómo iluminas mi alma,
por estar dentro de mí como un ángel que ampara
y me alimenta de amor con sus cítaras y arpas.
Estoy muy dentro de ti y en tus jardines del alba
y en la pasión cariñosa de tus místicas mañanas.
Gloria mía ya la eres y ya moras en mi entraña
y la serás en mis bosques y en las sagradas montañas.
Si mis llamas encendieron las caricias que te daban,
gloria mía ya la eres y la has de ser mañana,
como una dulce hurí, de las más bellas sultanas,
y en mis bosques "dulcineos" serás mi hada soñada
y la diosa de mis mares y la dueña de mis barcas,
y por ser la gloria mía y la Venus de mi entraña,
ya eres la reina diosa de mis flotas y fragatas,
y te voy a dar los reinos, los cielos y las galaxias,
cuatro millones de perlas y todas las madrugadas,
y las selvas caprichosas, todos los ríos y playas
y luego me he de entregar al amor de tus palabras,
para poder compartir los sueños de tus mañanas,
como los que sueño yo, en las noches solitarias,
secándome las pupilas, o limpiándome las lágrimas,
por esta gloria mía, por esta dulce amada,
por esta estrella mía que descendió en el alba
y al darme su corazón y al posarse en mi alma,
ya sentí cantar los vientos, aquellas tristes baladas,
que me cantaban de joven los sueños que yo soñaba.
.
Ya están contentas las olas y están gozosas las playas,
y las arenas y juncos, todas las redes y barcas,
y ya sueñan las mareas en abrazar esa dama,
esta diosa y gloria mía, esta mi estrellita de blanca
que vino desde los cielos y se posó en mi alma…
Francisco de Sotavento
Cedeira
(A Coruña)