DESDE MI VENTANA
Esta noche de verano,
asomada a mi ventana,
he contemplado la luna
resplandeciente, tan pura,
plena, galana, elevada .
Sin poder hablar a nadie,
sola, desde mi ventana,
me he dirigido a la luna,
después de abierta mi alma:
Luna, no tengo marido,
se fue con la luz del alba.
Ya no me miro en sus ojos
y su mirada ¿me alcanza?
Ya no me estrecha en sus brazos,
ni me llegan sus palabras.
Silencio de noche, luna.
Silencio de casa y alma.
En el silencio sagrado
de la noche, en mi ventana,
he sentido que la luna
con sus labios me besaba
y con sus luz me envolvía
y tenue me acariciaba
y... ¡Hasta tenían calor
los rayos de luna clara!
Y, estremecida, he sentido
besos, caricias, ternura,
que me traía la luna
y, en torrente, me llegaban
mientras decía la luna:
Me los da la luz del alba.
María Palacios
(Grupo Poético Brétema)