MARTA

MARTA

 

Eres una hermosa flor, de ojos risueños,

con sonrisa abierta y contagiosa,

dulce y firme como una diosa.

 

Pelo negro, ojos castaños,

firmes y sinceros,

inteligentes y verdaderos.

 

Eres sincera hasta el pecado,

pero no te importa,

llevas la verdad como bandera.

Dices que la mentira es contagiosa,

que no ayuda, que a la larga,

tan sólo te deja sola.

 

Independiente, dulce y amorosa,

nunca empalagosa.

Aconsejas como una madre,

siendo tan sólo una hija amante y cariñosa.

 

Mi dulce morena,

eres mi tercer tesoro en nacer,

llegaste a nuestra vida,

deseando que fueses mujer.

 

Dios escucho mi plegaria,

un tres de abril del 77,

al medio día y sin comer,

llegaste llorando,

después de mucho padecer,

de la mano de una matrona,

llamada Dulce y a todo correr.

 

Cuando sobre mi pecho te pusieron,

tus morritos quedaron en silencio,

pero al ver tus ojos oscuros,

que por milagro tenías abiertos.

Me dije: "Marta le voy a poner

nada más amanecer"

 

Eres mi alegría, desde tu nacimiento.

Secretos ambas guardamos,

los domingos por la tarde,

todo ¿Te acuerdas?

Por unos céntimos.

 

Cuando consuelo necesito,

sin que te lo diga,

lo adivinas al vuelo,

y ahí te tengo agarrada a ese aparato,

que telefónica no cobra barato.

 

¡Mi tesoro escondido,

mi dulce morenocha!,

mantén en tu rostro, esa sonrisa graciosa,

que nadie nuble esos ojos,

que brillan como luceros,

iluminando la noche

y los oscuros senderos.

 

Recuerdos a mí acuden

de cuando eras pequeñita,

tres años tenías,

tendida atada en aquella camita

 

Eras tan dulce y sacrificada

ya a tan corta edad,

que los médicos y enfermeras,

con ellos te llevaban a consultas y reuniones,

a su lado te sentaban,

casi pidiéndote opiniones.

 

Dios te guarde mi tesoro, para mi felicidad,

pero sobre todo por tu bien estar.

¡Vive tu vida, te lo mereces!

Hasta ahora has vivido la de los demás,

olvídalo todo y disfruta sin más,

que la vida es corta

y en cualquier momento…

Se puede acabar.

 

María Luisa López Castro

(Grupo Poético Brétema)

2 comentarios:

Anónimo dijo...

¡Qué lindo es el amor de madre!
¡Qué profundo el amor de un hijo!
¡Qué nanas más dulces cantas!
¡Qué gloria es ver cuando nacen!
Y cuando entre las mamas
dormidos sobre la carne
es una estampa de amor
que Dios plasmó en las madres.

Mi dulce amor para esta madre.
Fco. de Sotavento-Cedeira.

Anónimo dijo...

Los hijos, son nuestros corazones que circulan por la tierra. llos tienen su propia voluntad y no van a seguir los consejos nuestros, tienen el derecho a equivocarse como lo hicimos nosotros.Sudos, Ceneme

Publicar un comentario

" Piensa si lo que vas a decir es más hermoso que el silencio"

Powered by Dhn © 2008-2009 Grupo Brétema • Agrupación Poética Brétema de Vigo • Grupo Brétema
La Agrupación Poética Brétema de Vigo, Se reserva todos los Derechos.