Réquiem aeternan dona eis, domine

"La noche se llama rutina

en la casa de las sombras

y el silencio se adormece

en la cama del recuerdo"

 

 

Réquiem aeternan dona eis, domine

(Concédeles, Señor, el descanso eterno)

 

Escuchadlos cómo suenan,

escuchad cómo se quejan…

Son los hijos del silencio

que claman pidiendo justicia

 

En mis oídos retumban

los ecos que dan sus gritos

Son los hijos de la noche

vagando hacia lo infinito,

son las sombras que no duermen…

los ecos de los malditos

 

Escuchadlos cómo llegan,

escuchad cómo se acercan…

Son las voces del dolor,

las voces de la impotencia

 

En mis pupilas se agitan

las llamas de su vivencia

Son las almas de los muertos

que reclaman su existencia

Son fantasmas que desfilan…

que pregonan su inocencia.

 

Manoel Xosé

(Grupo Poético Brétema)

11 comentarios:

Anónimo dijo...

Manuel, en este poema quedo desclasificado. No sé si los muertos estan muertos o son eternos presentes.
Santi

TERESA CARIÑO dijo...

Querido Manuel,tu poema nos recuerda el dolor que algunas personas sintieron,dura realidad.Un abrazo

Anónimo dijo...

siempre clamas por la justicia, cuando ya no hay remedio para los ajusticiados; es un dolor continuo y sin esperanza, Saludos. Ceneme

Claudieta dijo...

Me apunto.
Yo por meterme me meto hasta en los charcos jajajaj
Además necesitáis alguien que hable valenciano por si hay que traducir algún catalán jajaja
Un beso

Alelusol dijo...

También la siento pasar y del mundo reclamar su arrebatado lugar... Aplaudo tu poema y oro por ellas!.

Mª Teresa Sánchez Martín dijo...

Tus poemas siempre son intensos. Condensan en los versos profundas emociones que sobrecogen el espíritu. Ahora recoges las voces de los que aparentemente no tienen voz:
Pero sí la tienen porque tú la escuchas “En mis pupilas se agitan/las llamas de su vivencia” y las trasmites para que todos oigamos el clamor de su inocencia y su grito de impotencia pidiendo justicia.

Levanta tu voz, mantenla en alto, unida a otras voces, será imposible acallar.

Mer dijo...

Manuel (Un nombre precioso, por cierto)...hay muchos fantasmas que son invisibles y no tienen voz...que parece que vivan esperando a que, de repente, alguien les escuche...Demasiado enterrado, demasiado oculto...

Deberíamos hacer un esfuerzo todos por escucharlos, porque seguramente, algún día, quizás nosotros seamos uno de ellos.

Besos

Mer

Fernando dijo...

Un bello poema. Fuerte y bien conceptuado.
Enhorabuena

Fernando

Alma Mateos Taborda dijo...

Hoy he venido a comunicarte que hay dos premios en mi blog y que me llenaría de alegría que los aceptes y retires para ponerlos en tu blog. Vienen con un abrazo sincero.

Rafael Humberto Lizarazo Goyeneche dijo...

Hola...

Bello poema, es un grito de justicia y libertad, la voz de los que no tienen voz.

Son las almas
de seres inocentes,
que reclaman justicia
¡por sus muertes!

Cordial saludo.

Lydia dijo...

Hay que, de vez en cuando, dejar hablar a los fantasmas que gimen de soledad. A veces yo tambien los oigo, los siento, son muertos que no conozco, murieron y todos los hemos olvidado. Y a veces me llaman y entonces abro un libro y leo por amor a ellos, o leo un poema que habla de ellos, como el tuyo. Muy intenso y bello que es tu poema.

Un abrazo

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