A nuestros ciervos
La cierva paciendo estaba
en el bosque con su cría,
pero ella no sabía
que allí un fantasma rondaba.
Cuando un proyectil se clava
en el roble que allí había,
para dar sombra de día
y proteger de la helada.
Mas las dos, a la callada,
se van de la serranía
y cruzan, con valentía,
prado y tierra cultivada.
Se adentran en la cañada
alejando al genocida,
para así salvar su vida
y la de su hija amada.
La cierva muy asustada
y pendiente de su hija…
solo la ruta que elija
asegura su escapada.
En una amplia explanada
la cierva su vista fija,
viendo arena movediza,
un Alfa y su manada.
Por una zona escarpada
cruzan cierva y cervatilla,
y mientras el sol les brilla,
corren hacia la vaguada.
Ven el arma allí tirada,
en un barranco de arcilla,
y un disparo en la barbilla
a quien el rifle portaba.
Con una fuerte berreada
el Alfa anuncia llegada
de quien creía perdida,
y de su hija preciada.
Félix Loira
(Grupo Poético Brétema)
3 comentarios:
Felix amigo mio tus poemas de la naturaleza son buenos sigue defendiendo esos derechos,un abrazo Teresa
Muy tierno Felix tu poema y ese amor por los animales.
Un beso, Elisa.
Felix, un poema muy fuerte, con un desenlace sorprendente. La lucha de la naturaleza contra el hombre, siempre es dura y difícil... pero en este caso ganaron ellas.
Muy original la resolución del poema.
Un beso.
Soledad.
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