Cuando hablabas como el mar,
cuando rompías como el mar y tus susurros
me olían a mar,
yo te elegí.
Cuando te veía correr
sobre la arena de la playa:
atravesando el viento,
contemplando el sol.
Te elegí fundiéndome en el mar, como tú,
y bebiendo de las rocas que brillaban
y parecían ojos de azul marino.
Cuando saltabas sobre las olas
que estallaban sobre ti
y te dibujaban el cielo.
Eras el semblante más profundo
del firmamento, cuajado de espuma
y de libertad.
Yo te elegí,
pero no por tu belleza.
Cuando sonreías en el agua
con esos movimientos casi salvajes
que parecían envolverme, cuando eras azúcar y nube
en el seno de las profundidades
te elegí.
A mí me parecías
un dibujo en el mar tan grande como el destino.
José Ángel
No hay comentarios:
Publicar un comentario
" Piensa si lo que vas a decir es más hermoso que el silencio"